Wow, 25 años. Para mí siempre ha sido una edad parteaguas, donde ahora sí, ya eres un adulto oficialmente. Los últimos 3 años siento que he jugado a ser un mini adulto, pero el llegar a esta edad…. no sé, siento ya no hay vuelta atrás y todo parece muy definitivo. Tengo que reconocer que el llegar a esta edad no lo veía con mucha emoción, y el miedo fue más mi acompañante en los últimos meses al pensar en este día.
Sabía que iba a ser un cumpleaños muy importante para mí, así que en un momento de locura 6 meses atrás compré un vuelo a Europa para celebrar mi cumpleaños como más me gusta: viajando (y sola). Conforme se fue acercando mi cumpleaños, me pesaba mucho el festejarlo sin nadie, así que dejé a un lado mi ansiedad social y por primera vez en años, me animé a hacer una pequeña cena de cumpleaños con la gente más importante en mi vida.
Al principio parecía una idea emocionante, pero como nunca suelo hacer cosas así en mi cumpleaños, se volvió un poco más frustrante de lo que pensé. Así que aquí te comparto cómo simplifiqué el proceso y cómo terminó siendo una noche muy especial.
La Cena
Temática: Quería una cena, no una peda, y como la primavera llegó con muchas ganas a CDMX, pensé en un picnic de noche al aire libre. Y encontré a este proveedor que se llama Party Paiute. Ellos se encargaron de todo el montaje: mobiliario, decoración y montaje de mesa. No es el proveedor más económico, pero simplificaron mi vida, que es lo que buscaba.
Pastel: Como la temática era picnic, quería un pastel sencillo que reflejará eso. Así que elegí un diseño floral.
Comida: Fue una cena para 15 personas, así que quería una opción que fuera práctica, rica y no tan cara. Así que elegí un restaurante argentino llamado Lunfardo, donde compramos pizzas, papas y ensaladas.
El Viaje
En otro post profundizaré en el viaje a Suiza, la ruta y mis tips. Hoy quiero enfocarme en lo que aprendí y pude reflexionar.
Llevo un par de meses yendo a terapia, y en la última sesión que tuve antes de irme, pudimos profundizar en esta crisis que tenía, y lograrle poner nombre y apellido a lo que me estaba pasando y lo que estaba sintiendo. Tenía muchas preguntas sobre mí, sobre mi vida y lo que quiero, y son preguntas que me daba miedo escuchar por el temor de no tener la respuesta. Así que mi objetivo del viaje al estar tanto tiempo sola y con mucho tiempo para pensar, fue sentarme a escuchar estas preguntas. Nada más.
Ahora que ya tiene una semana que regresé, puedo decir que el objetivo se cumplió. Me recuerdo en distintos parques y ríos, sentada con un cuaderno y una pluma intentando escuchar a mi corazón. Tuve la fortuna de encontrar algunas respuestas, hay otras que todavía no, pero me agradezco profundamente el haberme regalado esa semana. Aunque económicamente fue un reto, así como enfrentarme a distintas barreras durante el viaje fue difícil, estoy muy orgullosa haber hecho este viaje sola y atreverme a hacerme preguntas incomodas y detenerme a reflexionar qué quiero, si voy por el rumbo correcto y qué cosas es momento de dejar atrás.
Así que inicio con mucha paz esta nueva etapa, mucha emoción, pero sobre todo, con muchos sueños y muchas ganas de soñar de nuevo.
Till the next letter,
Andy
[…] un par de días cumplí 25 años, y siempre supe qué quería hacer algo especial al llegar este día. Así que me regalé de […]