Paris siempre ha sido mi más grande sueño, y conocerlo fue todo lo que esperaba y más. En esta ciudad tenía total claridad de qué visitar, así que aquí te cuento mi guía perfecta para disfrutar de París en 4 días.
Hospedaje
Dónde vas a hospedarte es lo más más más importante. Buscaba una opción céntrica, pero no muy cara, y que me permitiera moverme fácilmente en transporte público. Así fue como encontré el lugar perfecto: The People Paris Marais y lo reservé a través de Hostel World. Está ubicado a una calle del Río Sena, y en frente tiene la estación de Metro y parada de camión Sully. Y como puntos extras, a 12 minutos caminando de la estación del Batobus, Jardin des plantes.
Yo elegí una habitación compartida: mixta, de cuatro personas y con baño privado. Adicional, contraté la opción que incluía desayuno. La verdad no recomendaría contratar el desayuno ya que es muy poca comida y sin mucha variedad. Fuera de eso, el hostal es una locura, es muy moderno, cómodo, limpio y muy lindo. Las camas son muy cómodas y al tener cortinas en cada cama, sí tienes privacidad.
¿Cómo moverte en Paris?
A diferencia del transporte de Madrid, en Paris evité moverme en metro lo más posible. Para mí el medio de transporte favorito fue en camión. Compraba los boletos para el camión en la estación del metro, ya que eran boletos T+ que te permite usar distintos medios de transporte como el metro y el camión. Y listo, Google Maps hacía el resto del trabajo por mí diciéndome a qué línea subir y en cuanto tiempo llegaba el siguiente camión.
Mi siguiente recomendación de transporte fue definitivamente mi forma favorita: el Batobus. Es un barco hop-on, hop-off que recorre el Río Sena. Puedes comprar pase para 1 ó 2 días. Tiene paradas en los lugares más emblemáticos de Paris, como Notre Dame, Musée d´Orsay, la Torre Eiffel y más. No es el medio de transporte más rápido ya que salen aproximadamente cada 15 minutos, pero si quieres disfrutar con calma del recorrido mientras ves los paisajes más increíbles, definitivamente es la mejor opción.
Día 1: Una probadita de Paris
Mi vuelo llegó aproximadamente a mediodía, y después de tardarme más de 1 hora en descifrar cómo llegar del aeropuerto de Orly a mi hostal, logré llegar alrededor de las 3 a mi habitación. Me cambié de ropa, dejé mis maletas y me fui a explorar. Como ya comenté, mi hostal estaba a 1 calle del Río Sena, recuerdo ir caminando con el corazón latiendo tan fuerte que sentía todos lo podían oír, mientras llegaba a encontrarme por primera vez con el Río Sena. Después de caminar por un buen rato me percaté que no había comido nada por un par de horas ya, así que busqué un restaurante cerca y comí en el café Le Nouvel Institut a un par de calles de mi hostal.
Recargué pilas y tenía total claridad de cuál debería ser mi primera parada: la Torre Eiffel. Por recomendación de mi mejor amigo, tomé el camión a Trocadero y ahí mi primer encuentro con la Torre Eiffel. Caminé por Trocadero y fui caminando hacia la Torre un poco sin rumbo y sin plan. La rodee un par de veces, hasta que me formé para comprar boletos para subir a la Torre Eiffel. Compré boletos para subir hasta la cima en elevador, la mejor decisión ya que no entiendo cómo mis piernas hubieran podido subir tantas escaleras.
Bajé la Torre Eiffel y me quedé caminando cerca de ahí, comiendo crepas, viendo tiendas de souvenirs y yendo al carrusel junto a la Torre Eiffel. Sabía que en mi primera noche aquí quería ver el atardecer aquí, y ver la Torre prenderse. Aquí conocí a una mexicana llamada Marlene y nos hicimos compañía hasta la noche presenciando por primera vez la Torre Eiffel iluminarse de noche.
Día 2: Notre Dame y Montmarte
Para el segundo día desayuné en el hostal, y tomé un camión a Notre Dame. Caminé por la zona, y vi la catedral únicamente por fuera ya que sigue cerrada por el incendio. Definitivamente me dolió no haberla podido conocer y ver todas las maravillas religiosas que hay en ella, pero aún así fue impresionante poderla ver por fuera. Una vez en la zona, me dirigí a la librería de mis sueños: Shakespeare and Co, donde estuve explorando sus libros, zona de lectura y donde hice un poco de shopping. De ahí, caminé a Sainte-Chapelle, donde no compré mis boletos con anticipación y me tocó una fila laaarga. Pero valió completamente la pena, esta Iglesia es conocido por sus vitrales y de verdas son breathetaking.
De ahí, tomé un camión a Montmarte, y después de subir 200 escalones, llegué a Sacré-Coeur, la cual es la Basílica del Sagrado Corazón. En este lugar estuve un buen rato recorriendo cada rincón de la basílica y estando en oración. Definitivamente si eres un católico practicante, este lugar es para ti. Aquí encontrarás reliquias de San Juan Pablo II y los clavos de la Cruz!!
Comí en un restaurante cercano a Sacré-Coeur, y me puse a explorar Montmarte. Definitivamente se volvió mi lugar preferido de Paris, es un barrio lleno de historia y de arte. Estoy segura que entré a cada tienda y caminé por cada calle de este lugar. Algo tienen esas calles que están llenas de magia y no te querrás ir.
Salí de Montmarte y tomé un camión a la Torre Eiffel nuevamente, porque quería volver a verla cada día que estuviera ahí. Caminé comiendo crepas cuando de repente vi que estaba por salir el último Batobus del día, así que corrí a la estación y disfruté del recorrido por el Rio Sena viendo el atardecer y eventualmente el anochecer.
Día 3: Shopping y Museo
Empecé el día desayunando en el hostal y caminé a la primera parada del Batobus que me quedaba a 10 minutos caminando: Jardin des plantes. De verdad que moverme en este taxi acuático era de mis partes favoritas del día. Me bajé en Place de la Concorde, y de ahí caminé por Champs Elysée hasta llegar al Arco del Triunfo. Y de ahí bajé caminando por Champs Elysée nuevamente para hacer un poco de shopping. Empezando en Laduree comiendo mis macarrones favoritos. De ahí fui a Sephora donde finalmente pude encontrar las wands de Charlotte Tilbury, fui a Longchamp e hice window shopping en tiendas como Sandro o Tiffany. Importante aclarar que después de recorrer todas las tiendas de souvenirs en Paris, finalmente aquí encontré LA sweatshirt tal como la quería, en una tienda de souvenirs junto al Arco del Triunfo. Para comer, se me cruzó mi debilidad: Five Guys. Sé que no fue nada parisina mi comida, pero sólo en pensar en esa cheese burger y esas papas, me vuelve a dar hambre.
Tomé nuevamente el Batobus saliendo otra vez de Place de la Concorde y me bajé en Musée d´Orsay: otro sueño echo realidad. Otro museo en el que puedes estar horas y horas, y no terminas de verlo. Personalmente, mi movimiento preferido son los impresionistas, por lo que mi corazón se derretía al ver obras de Manet, Renoir y Monet. Sigo sin creer que 2 de mis obras favoritas las pude ver en este museo: Déjeuner sur l’herbe de Manet y Bal du moulin de la Galett de Renoir.
Regresé al hostal nuevamente en el Batobus, dejé lo que había comprado y me salí a pasar mi última noche en mi lugar favorito: el Río Sena. Me llevé mis macaroons, mi kindle, celular y audífonos, y me senté al borde del río a pasar mi última noche ahí.
Día 4: Adiós Paris
El último día fue más lento, traía el cansancio acumulado de ya 1 semana, así que me levanté a bañarme, desayunar y hacer milagros con mi maleta. Hice checkout del hostal, y fui a explorar una zona que me faltaba. Fui a Palais Garnier, y sin darme cuenta estaba rodeada de tiendas para hacer un último shopping. Fui a Galeries Lafayette a hacer window shopping nuevamente porque resulta sólo venden marcas de diseñador jajaja. Cruzando la calle está H&M, así que me compré un par de accesorios para el cabello. Caminé por la zona y viendo mi crisis de espacio donde ya no me cabían las cosas en mi carry on, me compré una Tote bag en Longchamp. Y a un par de pasos, la tienda de mis sueños: & Other Stories.
Regresé al hostal a recoger mis maletas, vacié lo que pude a la Tote Bag, y me fui la estación de tren Gare du Nord para el siguiente destino…
Claro que hubo lugares que me faltaron ver, o que quisiera haber estado un poco más, pero tengo la certeza que volveré a Paris a visitar los museos que me faltaron y volveré a los lugares que me enamoraron. Aprendí a hacer las paces que no iba a alcanzar a ver tooodo Paris, pero definitivamente lo que vi, hice y visité me bastaron para hacer de estos 4 días en París, los días más mágicos y perfectos.
La gran ventaja de viajar sola es que haces y deshaces u itinerario a tu manera, y pude recorrer Paris a mi ritmo y yendo a los lugares que siempre soñé. Todavía cierro los ojos y me puedo recordar caminando entre sus calles, escuchando “I Want the Sky” de Lucy Schwartz. Definitivamente esta ciudad se volvió un core memory. No puedo esperar a regresar a la ciudad de mis sueños.
Psst, si quieres seguir leyendo sobre mi viaje a Europa, da clic aquí para conocer más.
Till the next letter,
Andy